El pasado fin de semana, la provincia de Buenos Aires vivió un espectáculo bochornoso en el cierre de listas para las elecciones del 7 de septiembre, que expuso las profundas fallas del sistema político local. La combinación de candidaturas testimoniales, sospechosos cortes de luz, y la ausencia de una dirigencia capaz de ofrecer propuestas genuinas evidencian un proceso electoral cada vez más debilitado y vulnerable a la desafección ciudadana.
El espectáculo del cierre de listas
El proceso de inscripción de candidatos desenmascaró la crisis de representatividad que atraviesa a los partidos políticos en Buenos Aires. La presencia de numerosos candidatos de cartulina, nombres repetidos y la insólita aparición de candidaturas testimoniales
Suponen una estrategia de supervivencia, pero a largo plazo, erosionan la credibilidad del proceso democrático. La improvisación y la desesperación marcaron la jornada, generando una sensación de caos y desconfianza que perjudica el escenario electoral.
El papel de la justicia electoral y el corte de luz sospechoso
El incidente de los sospechosos cortes de luz en momentos críticos del proceso, que facilitó una prórroga decisiva, ha levantado sospechas sobre si fue una estrategia deliberada. La Justicia Electoral, que otorgó la extensión, quedó en el centro de las críticas por permitir una situación que reforzó las tensiones internas y dejó en evidencia la fragilidad del sistema.
La participación de dirigentes en candidaturas testimoniales
Entre los candidatos más controversiales se encuentran importantes figuras del oficialismo y la oposición, quienes, en muchos casos, no asumirían el cargo si resultaran electos. La lista de intendentes en funciones como Verónica Magario, Mayra Mendoza, Fernando Espinoza, entre otros, refleja un fenómeno de candidaturas de conveniencia y estrategias para eludir restricciones de reelección.
Consecuencias para la confianza y la participación ciudadana
El panorama evidencia que muchos electores quedan sin certeza sobre si sus votos serán respetados. La falta de renovación generacional, sumada a la participación de figuras desgastadas y familiares, ratifica el desgaste del sistema y la pérdida de confianza en las instituciones.
El pasado como referencia y la crisis de liderazgo
Desde la implementación en 2009 de la candidatura testimonial como herramienta política, la práctica se ha naturalizado, profundizando una degradación del vínculo entre representantes y ciudadanía. La endogamia de los partidos y la falta de propuestas nuevas mantienen patente una política anquilosada.
La necesidad de una política responsable y renovadora
Frente a una participación electoral en franco declive, la dirigencia bonaerense debe tomar conciencia de que el abandono de principios éticos y la falta de innovación no sostienen una democracia saludable. Es imprescindible que los partidos dejen atrás su mezquindad cortoplacista y asuman su deber de representar verdaderamente a los ciudadanos.
Cerrar listas sin ideas ni compromiso real, además de privilegiar intereses personales, solo alimenta la desafección generalizada. La política debe volver a ser un espacio de ciudadanía activa y responsable, alejándose de la figura del impostor y rescatando su función esencial de gestionar el interés común.