La jueza federal Sandra Arroyo Salgado ha generado controversia con sus recientes declaraciones y resoluciones relacionadas con el proceso judicial contra tres militantes peronistas. En su resolución, Arroyo Salgado acusa a los seguidores de Cristina Fernández de Kirchner de haber provocado un «clima de sedición» tras la confirmación de la condena de la expresidenta, en un contexto marcado por tensiones políticas y judiciales.
Contexto político y judicial en la denuncia de Arroyo Salgado
La jueza escribió en su resolución que desde que la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena contra Cristina Fernández en el caso de Vialidad, se produjo lo que ella denomina un «intento sistemático de condicionar el funcionamiento de las instituciones democráticas”. Este diagnóstico, que por su tono y contenido resulta inusual en el ámbito judicial, apunta a atribuir a los seguidores de CFK una participación en acciones que busca deslegitimar el fallo judicial.
Procesamiento por escrache en la casa de José Luis Espert
El foco del procesamiento de tres militantes — Alesia Abaigar, Eva Mieri e Iván Díaz Bianchi — es un escrache realizado en la vivienda del diputado nacional José Luis Espert, quien además es un cercano aliado del presidente Javier Milei. La manifestación, que incluyó reclamos y cánticos, ocurrió en un contexto de alta tensión política y tiene como protagonista un lema muy polémico: “cárcel o bala”, que ha sido motivo de duras críticas y debates en la opinión pública.
Las acusaciones y el discurso de la jueza
En su resolución, Arroyo Salgado articula un discurso de carácter político, señalando que estos movimientos son parte de un «clima de autoritarismo informal» y de una supuesta resistencia al fallo judicial. La jueza utilizó términos que remiten a épocas oscuras, como sedición, y habló de un «desconocimiento del orden democrático».
Repercusiones y debate público
Estas declaraciones y el procesamiento de los militantes generan fuerte debate en el escenario político y social. Muchos analistas ven en estas acciones una desviación profesional de la función judicial, que en lugar de garantizar la justicia, participa en una lucha política que polariza aún más el panorama nacional.
Por otro lado, sectores políticos de derecha y oposición han respaldado las palabras de Arroyo Salgado, interpretándolas como un paso para frenar lo que consideran una agenda de deslegitimación institucional. La controversia sigue abierta, y las implicancias de estos hechos podrían marcar un capítulo de intensa polarización en el país.
Implicaciones y futuro del caso
Mientras tanto, los efectos jurídicos y políticos de esta denuncia se suman a un escenario de confrontación fuerte en la política argentina. La judicialización de movimientos sociales y las acusaciones públicas en este contexto siguen siendo temas de gran debate y análisis.