La justicia argentina ha concluido la pericia caligráfica del testamento manuscrito de Beatriz Sarlo, en medio de una disputa legal que involucra a su exesposo, el encargado del edificio y el destino de su patrimonio. La investigación, que fue llevada a cabo por expertos en grafología, confirmó que la letra y firma en los documentos corresponden efectivamente a la reconocida escritora y ensayista, lo que sustenta la validez de la voluntad expresada en estos escritos.
Contexto del proceso judicial y antecedentes del caso
La muerte de Sarlo, ocurrida el 17 de diciembre de 2024, generó inmediatamente una serie de procedimientos legales para definir la herencia de sus bienes y derechos intelectuales. El encargado del edificio donde residía, Melanio Alberto Meza López, presentó dos testamentos ológrafos fechados en junio y agosto de 2024, en los que la autora legaba su departamento y su gata Niní a él, lo que generó inicialmente dudas sobre su autenticidad y validez legal.
La importancia de la pericia caligráfica
Para determinar la credibilidad de los documentos, se solicitó una pericia caligráfica que contrastó la escritura y firma en los testamentos con muestras de escritura previa de Sarlo, extraídas de manuscritos y libros firmados. La evaluación concluyó que la caligrafía coincidía en forma, tamaño, ritmo y firma con los ejemplos de la autora, confirmando así que ella fue quien escribió y firmó los testamentos.
Impugnaciones y el papel del exesposo
El exesposo de Sarlo, Alberto Sato Kotani, quien mantuvo una relación de separación de hecho por más de 50 años, presentó en febrero de 2025 una demanda de reconocimiento de derechos hereditarios, acompañando su trámite con un certificado de matrimonio. La Justicia inicialmente lo excluyó del proceso, alegando que la separación de hecho implicaba la pérdida de la vocación hereditaria, pero la Cámara Nacional de Apelaciones revocó esa decisión, reintegrándolo y apartando al juez por falta de garantías en el proceso.
Intervención del Estado y futuro del legado cultural
La Cámara solicitó además la intervención del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para garantizar que los bienes de Sarlo sean administrados de forma adecuada, preferentemente mediante la creación de un fideicomiso cultural o una fundación especializada. La finalidad es proteger su archivo personal, biblioteca y derechos de autor, evitando que su obra quede en manos de personas no idóneas o suponga un riesgo para su conservación y circulación.
Perspectivas y desafíos en la gestión del patrimonio
El futuro de la herencia de Sarlo está en plena definición, y la resolución de los recursos judiciales determinará si sus bienes y derechos intelectuales serán administrados con transparencia y respeto a su legado. La comunidad cultural y sus allegados expresaron preocupación por la preservación de su obra y la posibilidad de que una gestión burocrática ponga en riesgo su acceso y difusión. La creación de una estructura legal que garantice la continuidad de su legado será clave en los próximos meses.
Implicaciones culturales y jurídicas
Este caso no solo es un ejemplo de la complejidad que implica gestionar el patrimonio de figuras públicas, sino que también pone en evidencia la necesidad de establecer mecanismos claros y transparentes en la protección de derechos de autores y artistas, asegurando que su legado se preserve para las futuras generaciones y se respete su voluntad expresada en vida.