A nueve días del accidente cerebrovascular isquémico que sufrió Alejandra «Locomotora» Oliveras, la exboxeadora enfrenta una delicada situación de salud en el hospital Cullen de Santa Fe. La información oficial indica que su cuadro está ligado a una hipertensión no controlada y a una patologías vascular previa que complicaron su recuperación.
Contexto del ACV y condición actual
Oliveras, de 47 años, permanece en t terapia intensiva, con asistencia respiratoria mecánica. Según el último parte médico, presenta signos de secuelas neurológicas, aunque aún no es posible determinar la naturaleza exacta de estas lesiones.
Factores que influían en su salud
Los especialistas confirmaron que la exdeportista tenía una patología vascular de base, específicamente relacionada con una arteria carótida obstruida y placas de ateroma. Esta condición, junto con una hipertensión sin control adecuado, fue determinante en la ocurrencia del ACV. Según los médicos, estos problemas vasculares son el resultado de antecedentes familiares y genéticos.
La evolución clínica y los riesgos futuros
El director del hospital, Bruno Moroni, explicó que «la estabilidad clínica de Oliveras, seguida en las últimas horas, es alentadora, pero la situación sigue siendo grave». Los especialistas advierten que, si logra superar esta fase, inevitablemente tendrá secuelas neurológicas que aún no se pueden determinar con precisión, dado que el Lado izquierdo del cerebro, afectado por la isquemia, controla funciones motoras y del lenguaje.
Recomendaciones y participación familiar
Los médicos continúan monitoreando su estado con particular atención a su presión intracraneal y respuesta neurológica. La familia de Oliveras ha manifestado su esperanza y riesgo, conscientes de la gravedad del cuadro y confiados en las acciones médicas para preservar su vida.
Importancia de la atención rápida en ACV
El caso de Oliveras pone de manifiesto la importancia de la atención temprana ante síntomas de ACV. La demora en la llegada al hospital, estimada en más de 8 horas después del inicio de los síntomas, dificultó la posibilidad de una intervención neuroquirúrgica de urgencia, lo que pudo haber mejorado su pronóstico.
Resumen y perspectivas
El futuro de la exboxeadora dependerá del resultado de distintas evaluaciones neurológicas. La comunidad y sus seres queridos mantienen la esperanza en una recuperación, aunque reconocen que el camino será largo y con posibles secuelas permanentes.