Este viernes, la ciudad de Rosario fue escenario de un casamiento diferente, realizado en el marco del programa «Cástate con tu ciudad como testigo«. La ceremonia del intendente Pablo Javkin y su pareja Luisina Fruci dejó huella por su sencillez, carácter público y ruptura de las tradiciones habituales, en un evento que refleja tanto la vida personal como el compromiso político de los protagonistas.
Una boda sin luna de miel, ni vals, ni arroz
El acto, celebrado en el pasaje Luetich, uno de los lugares más emblemáticos y de estilo europeo en Rosario, fue distinto a cualquier otra boda. La pareja decidió prescindir de una fiesta tradicional y optó por un almuerzo íntimo con un grupo cercano, y un día de descanso muy breve, ya que el intendente volverá a sus labores el día siguiente.
Adicionalmente, en un gesto de conciencia social, solicitaron a los invitados que no arrojaran arroz, preferiendo en su lugar pétalos de rosas blancas, en un símbolo de pureza y auspicio.
Un acto de militancia y resistencia cultural
Lo que en apariencia era una ceremonia simple, en realidad refleja la profunda relación de Javkin y Fruci con la cultura popular, la política y la historia local y nacional. La elección del espacio público para casarse y la presencia de diversos funcionarios y amigos cercanos resaltaron un acto de militancia cultural y social.
El momento también sirvió como escenario para reivindicar la historia y las tradiciones de Rosario, además de romper con las formalidades del matrimonio convencional, apostando por un acto genuino y cercano a la comunidad.
Detalles de la ceremonia y participación de los invitados
Los protagonistas llegaron en horarios diferentes para cumplir con su deseo de ser los últimos en casarse. La novia, Luisina Fruci, lució un vestido blanco con transparencias y apliques, mientras que Pablo Javkin optó por un traje beige, acompañado de una flor en el ojal, según lo contó el propio intendente.
Entre los testigos estaban familiares, amigos íntimos y colegas del sector público y privado, como Carolina Labayru, Franco Bartolacci y María Eugenia Schmuck. Además, los hijos del intendente y de Fruci entregaron los anillos, integrando un círculo familiar y político cercano.
Repercusiones y contexto social
Este casamiento fue el primero en su tipo en Rosario, y se enmarcó en una tendencia que busca promover la participación ciudadana y el uso de espacios públicos emblemáticos para eventos civiles. La ceremonia, que abrió paso a otras bodas en el mismo marco, generó interés y curiosidad tanto en residentes como en la prensa local.
Mientras, en el plano personal, el intendente Javkin compartió con medios detalles sobre su relación con Fruci, con quien tiene una historia que comenzó con bajo perfil tras su separación y que ahora formaliza con un acto que fusiona lo público, lo político y lo social.
Un compromiso más allá del escenario oficial
Con esta boda, Javkin y Fruci demostraron que el compromiso personal y social puede ser también un acto político, que no solo reivindica la transparencia y la cercanía con la comunidad, sino que también desafía las convenciones tradicionales del matrimonio y la vida pública.