Un trágico incidente ocurrido en Mar del Plata ha generado controversia y debate sobre la responsabilidad penal de menores de edad. La muerte del motociclista José Emilio Parrada a causa de un accidente provocado por un grupo de adolescentes ha puesto en evidencia las tensiones entre los hechos delictivos y la ley penal juvenil.
El hecho y la versión de los testigos
El sábado por la noche, en la calle Soler de la ciudad, un grupo de cinco menores de edad, entre ellos dos de 13 años y uno de 15, participaron en una acción que terminó con la muerte de Parrada. Según relato del abuelo de uno de los menores, y confirmado por otros testigos, los adolescentes habían decidido hacer una broma que salió mal y consistía en atar un cable de fibra óptica a un árbol y a un poste en la calle, con la intención de que algún conductor o motociclista lo topase, generando un susto y, en caso de un impacto, un daño mayor.
La secuencia de los hechos y la intervención policial
La noche del drama, la trama se intensificó cuando una moto que pasaba por la zona, conducida por Parrada, impactó con el cable, que estaba atado a la calle. La motocicleta lo arrolló y arrastró unos 10 metros, provocando un fuerte traumatismo en el cuello y la muerte instantánea del conductor. La escena fue registrada por cámaras de seguridad y también por otros testigos, quienes relataron que, tras el impacto, los menores escaparon asustados.
Reacciones judiciales y decisiones sobre la responsabilidad
El fiscal Marcelo Yanez Urrutia dictaminó que el hecho fue un homicidio con dolo eventual, ya que los menores debieron haber previsto que su acción podía causar la muerte de alguien. Sin embargo, dado que los autores tienen 13 y 15 años, la ley los considera inimputables, lo que complicó el proceso legal. El fiscal solicitó que los jóvenes permanecieran en privación de la libertad, pero la jueza María Gulminelli rechazó esa medida argumentando que no compartía la calificación del delito.
El impacto de la decisión y el estado de los menores
Por tratarse de menores inimputables, los adolescentes no serán sometidos a proceso penal. La causa, en este contexto, terminará con un sobreseimiento. La justicia considera que, en estos casos, lo más efectivo es trabajar con programas socioeducativos y seguimiento por parte del juzgado de menores, en lugar de imponer privaciones de libertad.
Otros testimonios y detalles del caso
Uno de los testigos menores que estaba en la calle afirmó que los chicos sugerían hacer una broma para molestar a algún automovilista o motociclista. La noche en que ocurrió la tragedia, solo tres de ellos siguieron con la idea, mientras que los otros dos se alejaron. La confianza en que la acción sólo sería una broma fue una de las causas por las que algunos no implicaron a todos los involucrados en la causa judicial.
Implicancias sociales y educativas
Este caso reaviva el debate sobre la responsabilidad criminal de los menores, la prevención del delito y la educación en valores en las instituciones escolares. La comunidad y las autoridades llaman a reforzar las políticas para evitar que hechos similares vuelvan a trágicas consecuencias y que los jóvenes aprendan a discernir entre una broma y un acto que puede terminar en tragedia.
Perspectivas futuras y reflexiones
El incidente plantea también la discusión sobre los límites de la imposición de sanciones y el papel de la justicia en la rehabilitación y protección de la infancia y adolescencia. La decisión judicial, aunque basada en la ley, genera un debate en la sociedad sobre cómo enfrentar situaciones similares en el futuro y fortalecer la responsabilidad social.