Un sistema electoral que premia el aparato político
En la provincia de Formosa, la reelección de Gildo Insfrán con un 67% de los votos no solo refleja su liderazgo, sino también un sistema que favorece la continuidad en el poder. La ley de lemas, el control territorial y el uso del aparato estatal hacen que su triunfo parezca inevitable, incluso en un contexto de cuestionamientos nacionales e internacionales.
Law de Lemas y poder territorial
Uno de los mecanismos clave que explica la invencibilidad de Insfrán es la Ley de Lemas. Esta normativa permite que las distintas listas internas dentro de un mismo partido sumen votos y, en consecuencia, refuercen la presencia del oficialismo en las urnas. La saturación del cuarto oscuro de boletas azules, que representan a los sublemas del PJ, ilustra la capacidad de movilización y despliegue territorial del aparato oficial.
Costos y prácticas de un control extendido
El gasto en viáticos y campañas de movilización refleja también el poder económico y logístico. Los rumores y datos oficiales indican que los 9 vocales del Tribunal gastaron aproximadamente 260 millones de pesos en viajes, muchos de ellos de corta duración pero con altos costos en viáticos. Estas cifras contrastan con la precaria situación social de la provincia, donde la pobreza afecta a más del 46% de la población.
Implementación del clientelismo y asistencialismo
La práctica del clientelismo explícito se traduce en reparto de alimentos, promesas de viviendas sin escriturar y entrega de boletas con condicionamientos. Casos en los que los funcionarios ofrecen bolsas de comida o módulos habitacionales a cambio del voto, reforzando la dependencia de la población respecto del Estado, en un contexto de elevada pobreza y bajos recursos económicos.
Obras públicas y presencia del Estado
El gobierno de Insfrán ha impulsado una serie de obra públicas masivas, incluyendo nuevas escuelas, centros de salud, hospitales, estadios y oficinas públicas. Esa infraestructura, con fuerte presencia simbólica y visual en los barrios, contrasta con la precariedad del sector informal y la pobreza estructural, que afecta a casi la mitad de los formoseños.
Impacto social y económico
Formosa presenta cifras económicas y sociales que explican en parte el respaldo al oficialismo: una tasa de pobreza del 46,2%, un ingreso per cápita de 261.400 pesos y una baja participación laboral, solo el 39,5% de la población activa. La estructura laboral, dominada por el empleo estatal y contratos temporarios, favorece la continuidad de un sistema clientelista que refuerza la dominancia política de Insfrán.
Costos y financiamiento
El sostenimiento del aparato en una provincia con recursos limitados es un desafío constante. Aunque recibe más del 80% de sus fondos de transferencias nacionales, Formosa ha logrado acceder a financiamiento internacional, como el préstamo de USD 200 millones de la CAF, destinado a obras de infraestructura cruciales. Sin embargo, la dependencia de fondos nacionales y la escasa generación propia complican la sostenibilidad del modelo.
Implicaciones y futuro político
La permanencia de Insfrán, sustentada en un aparato que combina prácticas clientelistas, control territorial y despliegue económico masivo, evidencian el costo político y social de un sistema que, en muchos aspectos, se presenta como un modelo de largo plazo. La oposición y los segmentos críticos deben analizar cómo afrontar estos mecanismos si desean realmente promover cambios profundos en la gestión del poder en Formosa.