Una travesía que desafió límites y generó aprendizajes únicos
Ramiro Cristofaro, de 33 años, logró cumplir uno de los sueños más ambiciosos y personales: recorrer todos los países reconocidos por la ONU, una meta que fue construyendo con esfuerzo, pasión y perseverancia a lo largo de más de una década.
El inicio de una pasión por viajar y conocer el mundo
Desde los 14 años, Ramiro sintió una profunda curiosidad por el mundo. Participó en programas como CISV, que promueven ello a través de intercambios culturales y formación de ciudadanos globales.
Posteriormente, inició una serie de experiencias internacionales en diferentes continentes, destacándose por programas de Working Holiday en Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia y otros países, donde combinaba trabajo y turismo para ir ampliando su visión del planeta.
Una estrategia para ampliar sus límites y cumplir su sueño
Con 105 países en su haber, llegó un momento en que tomó la decisión de alcanzar los 196, enfrentando desafíos como la confiscación de su pasaporte en Níger por cuatro días, deportaciones en Djibouti y experiencias en tribus remotas de África.
Su viaje incluyó visitas a regiones con riesgos políticos y sociales, como Sudán del Sur, Nigeria, Mali, Burkina Faso, República Centroafricana, Chad y Níger. En cada destino, Ramiro se enfrentó a situaciones complejas, pero ello no frenó su determinación de seguir adelante.
Logros destacados y experiencias inolvidables
Entre las experiencias más impactantes, destaca su ingreso a Corea del Norte como atleta amateur para correr una maratón, y su paso por zonas de guerra en Sudán, donde transitó en medio de conflictos militares y drones.
También visitó safaris en Botswana, acampó en Namibia, interactuó con gorilas en la República Democrática del Congo, y exploró tribus en África, viviendo momentos que nunca habría imaginado.
El cierre perfecto en Venezuela y una celebración memorable
El país que eligió para culminar su aventura fue Venezuela, específicamente en Canaima y el Salto del Ángel. Allí, vivió la culminación de un largo recorrido, rodeado de amigos y familiares que viajaron especialmente para celebrar su logro.
Una fiesta de disfraces en Barcelona representó el epílogo de una década de esfuerzos y sueños cumplidos, donde la alegría y la satisfacción se hicieron evidentes en cada rostro presente.
¿Qué sigue después de una aventura tan grande?
Ramiro aún no tiene un plan definido, pero planea tomarse unos meses para asimilar el logro, reducir el ritmo de vida y reflexionar sobre lo que lo motivó a comenzar esta travesía. En el futuro, considera emprender en el sector de viajes, compartiendo sus experiencias y conocimientos.
El apoyo incondicional y el mensaje final
Su pareja, Clara, fue un pilar fundamental durante toda la expedición. Ella lo acompañó en diversos países y lo apoyó en los momentos más complicados.
El mensaje que Ramiro deja a quienes temen enfrentar sus propios desafíos es claro: “Que se animen, que salten a lo desconocido. El momento perfecto nunca llega. Hay que lanzarse y el camino se va haciendo durante el recorrido”.