La relación entre humanos y animales de compañía ha evolucionado notablemente en las últimas décadas, convirtiéndose en un fenómeno cultural que refleja cambios profundos en la sociedad. Cada vez más personas, especialmente entre las generaciones jóvenes, deciden adoptar mascotas en lugar de tener hijos. Esta tendencia no es aislada y se observa en diversas ciudades del mundo, como Tokio, Milán, Los Ángeles y Miami. Según una encuesta, el 79% de los hogares argentinos tiene mascotas y el 77% las considera parte de la familia.
Uno de los principales motivos para esta elección es la búsqueda de libertad personal y la reducción del compromiso. La psicóloga Yulieth Cuadrado señala que la realización personal ya no se mide por la construcción de una familia tradicional, sino por la satisfacción de cuidar y amar a un ser que no requiere la misma atención que un niño. Las personas que optan por tener perros o gatos destacan que pueden disfrutar de una vida mucho más flexible sin renunciar al afecto y a la alegría que aportan sus mascotas.
Además del deseo de vivir con menos responsabilidad, un factor económico significativo está detrás de esta decisión. Tener hijos conlleva gastos elevados, desde la educación hasta el cuidado médico. En una realidad de incertidumbre económica, muchos jóvenes prefieren optar por la compañía de un animal que brinda amor y compañía con un costo mucho menor. Por último, el contexto de cambio climático y los retos globales que enfrenta la humanidad alimentan la duda sobre la conveniencia de traer nuevos seres al mundo, haciendo que muchos opten por mantener su individualidad y elegir mascotas como una alternativa que no solo satisface su necesidad de compañía, sino que también les permite sentirse responsables de otra vida sin sacrificar su propio bienestar.