“Mi padre, que murió a los 96 años, contaba siempre las mismas historias. Me cansaba escucharlas, y no lo hacía con auténtico interés. Nunca entendí la importancia que estos relatos tenían para él”. Inés, de 66 años, no es la única hija que se ha sentido así. La repetición de las mismas historias en las voces de los adultos mayores aburre y genera la sospecha de problemas de memoria o anticipa alguna demencia. Por lo general, esas historias son sobre la niñez, logros académicos o laborales, aventuras y amores, a veces con finais felices y otras con desenlaces trágicos.
Mary Ann McColl, profesora de Terapia Ocupacional en la Queen’s University de Canadá, investigó las narraciones de adultos mayores entre 78 y 93 años. La investigación concluyó que estas personas suelen relatar 10 historias, centradas en cinco o seis núcleos temáticos: la migración por una vida mejor, recuerdos de juventud, la importancia de los buenos modales y la unión familiar, así como experiencias de vida vinculadas a pérdidas y aprendizajes. Estas historias son esenciales para ellos y buscan transmitir valores a las futuras generaciones.
Las narraciones crean un sentido de identidad narrativa, ayudando a las personas mayores a dar significado a su vida. Aunque a veces resulten repetitivas, estos relatos son una forma de reconciliar su pasado con el presente y servir de protección emocional. Los especialistas enfatizan que escuchar estas historias no solo es valioso desde un punto de vista emocional, sino que también fortalece el vínculo intergeneracional y contribuye a la salud mental de los mayores, al brindarles un sentido de protagonismo y validación.