El síndrome de Simón, popularizado por el psiquiatra español Enrique Rojas, es un fenómeno que afecta principalmente a hombres mayores de cuarenta años y les impide comprometerse sentimentalmente. Se caracteriza por la falta de inteligencia emocional y comportamientos materialistas y ególatras. Este síndrome comparte similitudes con el conocido síndrome de Peter Pan, que se centra en la dificultad de algunos para asumir las responsabilidades de la adultez, aunque se manifiestan en contextos diferentes.
Rojas explica que muchos hombres en sus treintas suelen mostrar una clara aversión al compromiso, expresando frases como “no quiero perder mi libertad”. Este fenómeno se entiende como una respuesta a la influencia de la cultura contemporánea, incluyendo el papel de las redes sociales y un entorno donde la satisfacción inmediata, la imagen personal y el éxito material prevalecen. El término “Simón” es un acrónimo que encierra características como soltería, inmadurez, materialismo, obsesión por el éxito y narcisismo.
A pesar de que el síndrome no es un diagnóstico clínico reconocido ni figura en manuales de psiquiatría, se considera una etiqueta sociocultural que refleja cómo ciertos ideales de masculinidad se sustentan en la evasión de vínculos profundos. La psicóloga Micaela Zappino sostiene que muchas de estas conductas pueden estar arraigadas en heridas emocionales tempranas o experiencias afectivas disfuncionales, lo que les lleva a evitar el compromiso como mecanismo de defensa ante el potencial sufrimiento del amor.