A medida que las temperaturas descienden, la preocupación por el bienestar de las mascotas aumenta. Resulta crucial adaptar las rutinas y espacios para protegerlos del frío, especialmente durante las horas de descanso nocturno. La elección del lugar donde duermen y las condiciones de ese entorno impactan directamente en su salud.
Para proteger a un perro del frío nocturno, es fundamental crear un ambiente cálido. Durante los meses fríos, lo ideal es que duerma dentro de casa, en un espacio protegido donde pueda mantener su calor corporal. Si el perro acostumbra a dormir en el jardín, se recomienda trasladar su cama al interior, al menos temporalmente. En caso de que no sea posible, es importante asegurarse de que su caseta esté bien cubierta, aislada del frío y la humedad, con abrigo, una cama elevada del suelo y protección contra el viento.
Se recomienda implementar medidas adicionales para garantizar el bienestar de los perros durante las noches frías, como ofrecer una manta adicional para que pueda acurrucarse, considerar una cama confeccionada con materiales más aislantes y colocar la cama lejos de corrientes de aire y del suelo frío. También es fundamental cuidar el pelaje cepillándolo regularmente y, en el caso de razas pequeñas o sin pelo, proporcionarles ropa de abrigo adecuada. Identificar señales de frío como temblores, respiración más lenta o piel reseca puede ser clave para actuar a tiempo.