El caldo de huesos no es solo un alimento ancestral, sino que se ha popularizado en años recientes por sus múltiples beneficios para la salud. Este preparado, que se elabora a partir de huesos y otros componentes como piel y cartílagos, se destaca por su capacidad para aportar colágeno y actuar como un antiinflamatorio natural. Aunque su preparación es sencilla, es importante conocer sus propiedades y la forma correcta de consumirlo para obtener sus máximos beneficios.
El caldo de huesos se ha utilizado desde tiempos inmemoriales para fortalecer el cuerpo y mejorar la salud digestiva. Según la nutricionista Sol Candotti, se ha documentado su uso en la medicina tradicional china como un tónico que fortalece los riñones y el sistema digestivo. Se destaca por su alto contenido en colágeno, gelatina, aminoácidos y minerales como calcio, magnesio y fósforo, que son esenciales para el bienestar corporal.
Una de las propiedades más significativas del caldo de huesos es su capacidad para ayudar a la salud intestinal. Varios estudios sugieren que la gelatina y la glicina presentes en el caldo pueden fortalecer la barrera intestinal, mejorando la permeabilidad y la absorción de nutrientes. Además, el caldo también cuenta con efectos antiinflamatorios, lo que puede ser beneficioso en casos de dolencias crónicas y procesos inflamatorios. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta la calidad de los huesos utilizados en la preparación para maximizar sus efectos saludables.