El mito de los alimentos congelados y su valor nutricional
Recientemente, se ha desmentido la creencia de que los alimentos congelados pierden valor nutritivo. Por el contrario, expertos en salud y nutrición aseguran que, en ciertos casos, la congelación puede preservar o incluso mejorar el contenido de vitaminas y minerales, facilitando una dieta saludable y sostenible.
Beneficios de congelar alimentos en términos de nutrición
La congelación rápida de los vegetales, justo tras su recolección, evita la pérdida de nutrientes. Este proceso también puede disminuir compuestos que dificultan la absorción de minerales, como el ácido oxálico, presente en verduras de hoja verde. La conservación en frío, además, extiende la vida útil, reduce el desperdicio y mantiene la frescura del producto.
Cuatro alimentos cuyo valor nutricional aumenta al congelarlos
1. Espinacas
Las espinacas congeladas, cosechadas y congeladas en pocas horas, contienen altas cantidades de fibra, vitaminas A, C y K, así como hierro y potasio. La cocción de las espinacas congeladas ayuda a disminuir el ácido oxálico, mejorando la absorción de minerales esenciales.
2. Arvejas
Estas legumbres, ricas en proteínas, vitaminas y fibra, tienen una vida útil limitada si no se consumen frescas. La congelación rápida tras la cosecha ayuda a retener su perfil nutricional, haciendo que sean una opción práctica y saludable durante todo el año.
3. Moras y Frutas del Bosque
Por su alto contenido en antioxidantes, vitaminas y minerales, las moras, frambuesas y otras frutas del bosque mantienen sus propiedades si se congelan en el momento adecuado. Esto permite disfrutar sus beneficios nutricionales en cualquier estación, incluso fuera de temporada.
4. Choclo
Este alimento, con una ventana de cosecha corta, aporta folato, tiamina y vitaminas C. Cuando se congela y se cocina al vapor, se potencia la biodisponibilidad de antioxidantes como luteína y zeaxantina. Estas compuestos son fundamentales para mantener la salud ocular y cutánea.
Alimentos que se deterioran rápidamente y que conviene consumir en fresco
- Frutillas: se ablandan y desarrollan moho en pocos días, incluso con refrigeración.
- Lechuga: sus hojas se marchitan y oscurecen rápidamente si no se mantienen secas y frías.
- Paltas: su proceso de oxidación empieza en pocas horas después de la cosecha.
- Bananas: maduran rápidamente y su piel se oscurece.
- Tomates: maduran y se deterioran con rapidez fuera de la heladera.
Este enfoque en la congelación como método de conservación puede contribuir a mantener la calidad nutricional y reducir el desperdicio alimentario, además de facilitar el acceso a productos frescos durante todo el año.