En las últimas semanas, la Casa Rosada ha enfrentado señales de descomposición en su ya frágil esquema de alianzas políticas. La situación se agravó tras la reciente aprobación de un aumento del 7,2% en las jubilaciones, un bono de $110.000 y una moratoria previsional, lo que encendió las alarmas en el oficialismo. Aunque la preocupación inicial se centró en el impacto fiscal de la medida, lo que realmente perturba es que diversos aliados, antes leales, comenzaron a expresar su descontento.
La votación en Diputados, que dio lugar a este incremento, mostró una notable cantidad de votos a favor y una notable división entre los aliados de Milei, con varios diputados de diferentes provincias alineándose en una postura crítica. Este cambio de postura sugiere un creciente descontento en medio de inminentes elecciones, presión que el oficialismo deberá manejar con destreza si espera mantener su base de apoyo. Mientras tanto, una reciente reunión de gobernadores, que incluyó tanto aliados como adversarios, reveló una serie de reclamos que colocan a Milei en la mira de un posible conflicto.
Con la mirada puesta en octubre, la Casa Rosada intenta establecer un pacto de gobernabilidad que englobe a todos los sectores involucrados. Sin embargo, los desafíos son significativos; entre ellos, la situación económica del país, que ha llevado a muchos gobernadores a unir fuerzas ante la disminución de recursos. La percepción de que el oficialismo no cumple con sus promesas económicas y políticas podría poner en riesgo la estabilidad del gobierno, lo que ha llevado a un clima de incertidumbre tanto en los mercados financieros como entre los ciudadanos.